El programa de arquitectura de la Universidad Francisco de Paula Santander desarrolla un enfoque pedagógico dialógico y crítico cuyo centro es “...la creación de ambientes de aprendizaje que estimulen la adquisición de conocimientos prácticos, competencias comunicativas, capacidad crítica y argumentativa, competencia para el trabajo en equipo y habilidades para el desempeño creativo en diversos entornos multiculturales” (Urbina, 2010. p.4).
Este enfoque permite libertad al docente para desarrollar en sus prácticas pedagógicas aspectos del modelo tradicional, constructivista, cognitivista, de la tecnología educativa y otros que se adapten al propósito formativo y a las experiencias de aprendizaje diseñadas.
El aprendizaje dialógico se sustenta en la Teoría de la Acción Dialógica (Freire, 1970), la aproximación de la indagación dialógica de Wells (2001), la Teoría de la Acción Comunicativa de Habermas (1987), la noción de la imaginación dialógica de Bakhtin (1981) y la Teoría del “yo dialógico” de Soler (2004). El aprendizaje dialógico tiene pretensiones de igualdad en la búsqueda, comprensión y asimilación de la verdad, y no aquella (verdad-saber) impuesta desde el poder omnímodo del docente. La observación y la investigación son los métodos usados cuando el actuar y el aprender del estudiante se hace libre, dentro o fuera de las instituciones educativas.
Por otro lado, el componente crítico, se sustenta en la Escuela de la Teoría Crítica de la Sociedad propuesto por los Teóricos Críticos de la Escuela de Frankfurt que “...se opone radicalmente a la idea de teoría pura que supone una separación entre el sujeto que contempla y la verdad contemplada, e insiste en un conocimiento que está mediado por la experiencia, por las praxis concretas de una época” Es decir, que la ciencia se constituye o se ha constituido en relación con el proceso cambiante de la sociedad. En ese sentido, se acepta que el individuo no aprende únicamente en el salón de clase, sino que su conocimiento o la sistematización conceptual que construye se logran en otros entornos que lo enriquecen, lo influye y lo determinan. De esta forma, el programa establece el marco conceptual para la praxis pedagógica, permite el desarrollo de los créditos académicos al proponer al estudiante la posibilidad de un crecimiento autónomo e interdependiente. La interacción dialógica entre docente- estudiante, estudiante-realidad, estudiante-ciencia, hace viable la pregunta como eje central de la formación y en torno a la cual se construye el conocimiento en aprendizajes significativos. Permite este enfoque pedagógico alcanzar la formación integral en un ambiente participativo, el desarrollo del potencial humano, la generación de un currículo integral y flexible que va más allá de tomar el conocimiento como verdad; le busca el sentido, lo debate y lo construye desde una acción frente a una situación problematizadora.
Al respecto, Aubert & García (2009) afirman que una concepción educativa problematizadora promueve la reflexión, la crítica y la posibilidad de transformación social para la disminución de las desigualdades de género, etnia, posición económica, entre otra, que se suceden en todo sistema educativo.
La enseñabilidad de la arquitectura como disciplina científica se fundamenta en el modelo dialógico- critico a partir de:
El plan de estudios propone un equilibrio entre el saber artístico y saber racional, es por esto por lo que la creatividad, la exploración y la investigación incentivan y respaldan el diseño curricular. De este modo, el taller de diseño como eje vertebral del programa, canaliza todas las áreas del conocimiento disciplinar como: La expresión visual, la técnica, el urbanismo, el diseño, la teoría e historia y lo socio- humanístico, desarrollando la creatividad, el debate, la pregunta, el asombro, la intuición y la construcción colectiva del conocimiento.