• Liderazgo y participación: Las directivas y comunidad académica deben asumir el liderazgo, participación y compromiso de los diferentes estamentos en las actividades autoevaluativas como en la estructuración de planes de mejoramiento.

 

• Claridad y transparencia: Disponer de política de calidad que haga explícito: principios orientadores, direccionalidad estratégica, estructura funcional y operativa, establecimiento de las funciones.

 

• Organización y coordinación: Garantizar las condiciones internas de operación del proceso de autoevaluación. 

 

• Alistamiento y organización: Desarrollo y definición de estrategias, y establecimiento de responsabilidades propias y compartidas en la definición de planes de mejoramiento, de seguimiento y metas de cumplimiento.

 

• Capacitación: Indispensable que la comunidad en especial los académicos que lideren el proceso reciban  capacitación  en los procedimientos  y técnicas de autoevaluación, como en el manejo de los instrumentos.

 

• Articulación con la planificación. Utilización de los resultados de autoevaluación de los programas académicos en la elaboración e implementación de planes   y de proyectos de la calidad.